Adiós, pequeño gran Marley
Marley, el peludo agente canino del Servicio Cinológico de la Guardia Civil, falleció ayer con sólo cuatro años de edad, por un fallo cardíaco
Ayer nos dejó Marley. Con sólo cuatro años, este peludo perro de aguas ya se había convertido en uno de los mejores agentes caninos de la Guardia Civil. Estaba especializado en la detección de restos biológicos y le vimos actuar en algunos casos de investigación criminal.
Su trabajo era localizar restos biológicos allí donde nadie podía ver nada. Su olfato, unido a un gran trabajo por parte de su guía y compañeros, era pieza clave en las investigaciones criminales. Encontrar ese mínimo rastro de olor serviría para delatar a los culpables de los crímenes.
Pero ayer, el corazón de Marley dejó de latir. Así, sin más. Y Juanma, su compañero del alma, estaba junto a él. Cuando el destino decide que llega el momento, nada se puede hacer para remediarlo.
Compañero de trabajo
Marley era un perro de trabajo pero sobre todo era uno más de la familia. Vivía con Juanma desde que llegó, cuando sólo era un cachorro.
Iba a relevar a Elton tras su jubilación. Y Elton había dejado un listón muy alto, logrando excelentes resultados en una especialidad tan complicada como la detección de restos biológicos.
Han sido muchas, muchísimas horas de entrenamiento, de preparación. Y después, día tras día, trabajando juntos y viajando a diferentes puntos de España, allí donde les requerían. Han participado juntos en casos como el del asesinato del concejal de Llanes, Javier Ardines, convirtiéndose en una parte esencial del engranaje de la investigación criminal.
Y cuando estaban de viaje, trabajando, dormían en la misma habitación y hasta le dejaban entrar a los restaurantes, donde Marley esperaba tranquilo, cansado y feliz tras la tarea, una tarea que para él siempre era un juego. Porque ahora y cada vez más, se empieza a comprender que estos perros son mucho más que una simple herramienta de trabajo.
Y compañeros de vida
Todo este entrenamiento, el trabajo, los viajes, logran crear un vínculo muy especial, difícil de entender para quien no sabe lo que es trabajar con un perro. Porque con estos perros además, se olvida muchas veces que existe otra parte, la humana, la que une al perro con su guía. Y cuando ocurre algo así, cuando se te va el compañero canino, se te rompe algo dentro del alma. Y además del dolor de dentro, hay que enfrentarse a una parte del mundo que aún no entiende lo que puede doler.
Guardias Civiles, policías, militares, voluntarios de Protección Civil, de asociaciones… Todos los guías caninos que trabajan con su perro y comparten además su vida con él, ponen un trocito de su corazón en ese animal. Y cuando llega el momento, cuando hay que enfrentarse al dolor de la pérdida, ya no hay estrellas, ni galones, ni uniformes, nada. Sólo queda el dolor de un ser humano que ha perdido a su fiel compañero del alma.
Y sólo el tiempo y el apoyo de la familia, de los compañeros y de los amigos, podrá ayudar a mitigar esa pérdida. Y eso es lo único que hace falta ahora, apoyo.
Y que nadie diga, nunca más, que ‘sólo era un perro’.
Deja aquí tu comentario (debe ser aprobado para que aparezca)