La búsqueda de personas desaparecidas no es como lo pintan en las películas
Los casos de búsqueda de personas desaparecidas, ¿son como en las películas o en las series de ficción? ¿Cómo debería organizarse una búsqueda? ¿Qué factores inciden en que haya o no localización?
Isabel Herrán | PerrosdeBusqueda©
Como en todo, la industria del cine y la televisión ha añadido expectativas poco realistas a la imagen del perro de búsqueda de personas desaparecidas. Las series de ficción, las películas y también las exageraciones lanzadas por algunos grupos mediáticos que no dudan en venderse como un producto de marketing. Estos pseudo grupos o muchas veces pseudo guías caninos, ofrecen algo que está muy lejos de la realidad, incluso muchas veces algo imposible. O peor aún, lo «venden» una vez ha finalizado el caso, atribuyéndose ellos y sus perros méritos ajenos o imaginados.
Las historias y leyendas son innumerables. Perros que toman de referencia el olor del pelo de una persona, otros que siguen un rastro de varios meses de antigüedad… Los hay que siguen el rastro en zonas urbanas después de haber pasado varios días y máquinas de limpieza… O perros que siguen el rastro del criminal que se subió en un coche y condujo durante kilómetros. O los que buscan una persona desaparecida sin olor de referencia y, nada más bajarse del coche, van directos al objetivo, oculto a varios kilómetros.
Las búsquedas no son tan sencillas ni ocurren así. Y de hecho, ofrecer esa falsa imagen de super equipos caninos, super grupos y super perros va en detrimento de los operativos reales y de las familias que buscan ayuda, desesperadas por encontrar a sus seres queridos.
Sobre todo porque la búsqueda de un desaparecido no depende de un grupo, sino de un operativo.
Cómo es (o cómo debería ser) el proceso real
En la realidad son muchos los factores que conducen a una búsqueda con un final de localización positivo. Comenzando por la activación. Cuanto antes se contacte con las autoridades pertinentes y antes se envíe a los equipos caninos, mayores serán las probabilidades de localización.
Lo siguiente es la correcta coordinación del operativo, que debe comenzar desde el primer momento de la llamada de aviso. A partir de ahí, un puesto de mando con un jefe de operativo es quien debe dirigir toda la operación. Desde allí se organizará y delegará en los respectivos equipos intervinientes, informándoles de la situación y coordinando su actuación.
Al contrario de lo que pudiera parecer, la clave no es salir corriendo a buscar porque «cada minuto cuenta». Esta forma de proceder supone emplear una enorme cantidad de recursos, tiempo y esfuerzo, que van a depender del factor suerte para cumplir si objetivo. Y no es así como debería funcionar un buen operativo de búsqueda. Hay mucho que hacer antes de comenzar y es preferible «perder» unos minutos en una correcta coordinación porque ese detalle puede ser vital para la víctima.
Desde preparar mapas con los sectores de búsqueda, organizar las comunicaciones, saber con qué equipos contamos, qué equipos deberían ser activados en cada momento, ubicarlos en las zonas adecuadas. Un ejemplo: enviar equipos caninos a una zona abierta que podría ser cubierta perfectamente por otro tipo de recurso de búsqueda es perder eficacia con ese recurso que debería estar trabajando en zonas que no pueden ser registradas de otra forma. Tiempo y esfuerzo perdidos.
El puesto de mando del operativo deberá también realizar un seguimiento de las zonas cubiertas por los equipos. Incidencias, cualquier pista, todo deberá centralizarse en este puesto de mando. Y así, ir «limpiando» zonas hasta localizar al desaparecido. Sin olvidar velar en todo momento por la seguridad de los intervinientes, controlar la orografía, las condiciones atmosféricas, tener equipos sanitarios preparados para cualquier eventualidad… Todo forma parte del esquema del operativo.
La familia: clave pero…
Una parte muy importante y tantas veces olvidada es la familia. Es fundamental saber cómo gestionar el trato con los familiares, así como tratar de obtener la mayor cantidad de información posible con su ayuda.
Siempre por parte del responsable adecuado, es conveniente realizar una serie de preguntas a los miembros de la familia y amigos o vecinos más cercanos. Conocer el PUA (Punto de Último Avistamiento) es pieza clave en un operativo de búsqueda. Y no menos importante es tener una idea de las costumbres del desaparecido, el recorrido habitual, su estado físico y mental, cómo iba vestido o cualquier tipo de información que pudiera ser de utilidad para los equipos de búsqueda. Y sin olvidar que no siempre nos van a dar una información correcta, en ocasiones incluso mentirán para ocultar algún problema.
Hay que saber también manejar esta información y adaptarla al operativo. Pero ¡cuidado! Nunca permitir que las opiniones, suposiciones, de quienes no pertenecen al mismo, interfieran o alteren su curso. Coordinar a la familia, amigos, vecinos y voluntarios para incorporarlos en un operativo de búsqueda no es tarea fácil. Saber cómo tratarlos, cómo organizarlos, cómo velar por su seguridad… Todo ello debe ser contemplado y cuidado, desde el primer segundo hasta el momento de la localización.
Cada equipo de búsqueda debe estar, a su vez, preparado y organizado para que todos sus miembros sepan perfectamente cual es su papel. Algo que ocurre con mucha frecuencia es que los equipos intervinientes actúen por su cuenta, sin coordinación y tomando sus propias decisiones. Y esto lleva también a que haya interferencias de familiares o vecinos de la zona que, en su intento por ayudar, podrían afectar al desempeño del operativo. Sobre todo cuando la localización no llega y comienzan las prisas, incluso los enfados.
Para evitarlo, los equipos deben limitarse a trabajar donde indique su jefe de grupo y se guiarán únicamente por lo que se les indique. Cualquier comunicación con familiares deberá dirigirse al jefe de grupo que, a su vez, estará en contacto con el jefe del operativo para informar de cualquier dato que pudiera ser relevante. Una vez más, todo se resume a una simple cuestión de coordinación.
¿Son siempre así los operativos?
Por desgracia no, ni mucho menos. En su mayoría no cuentan con el esquema correcto que debería aplicarse. No hay coordinación, ni siquiera hay un operativo como tal. Simplemente se juntan unas pocas o un montón de personas para ir a buscar a alguien que ha desaparecido. No hay coordinación o, de haberla, es mínima, únicamente para organizar la salida pero después, ni comunicaciones ni cooperación para comprobar el desarrollo de las batidas. No hay seguridad, no hay un control de zonas registradas. Todo queda en manos de la buena fe, las prisas y el descontrol.
Sin entrar en la profesionalidad o no de los equipos caninos intervinientes, que, en ausencia de una regulación oficial, permite que cualquiera que se proclame guía canino o grupo de rescate, pueda intervenir en un operativo. Pero esto es otro tema, y muy denso, que ya trataré en otro momento. Aquí damos por sentado que los intervinientes están plenamente capacitados y conocen toda la estructura de una operación de búsqueda de personas.
Ocurre también que, dependiendo del desaparecido en cuestión, se activarán más o menos recursos. No digo que haya víctimas más o menos importantes -aunque esta es una cuestión polémica, sin duda- pero sí es lógico que haya diferencias en cuanto a los recursos empleados en el operativo según cada situación. Es un hecho que la mayoría de las personas que se ausenta es por voluntad propia pero también hay una serie de desapariciones de alto riesgo que implican mayor movilización y preocupación. Y hay otro hecho innegable: cuando el caso trasciende a los medios, sea por la razón que sea, los recursos se multiplican y se alargan durante más tiempo.
En cualquier caso, el objetivo para todos debería ser lograr que los operativos de búsqueda de personas desaparecidas siguieran el esquema correcto. O, cuanto menos, se ajustaran lo más posible a ello. No disponer de muchos efectivos no implica que no se pueda coordinar un operativo, por pequeño que sea. En menor medida, hay que seguir movilizando, organizando, coordinando y realizando todas las tareas necesarias para lograr la localización del desaparecido lo antes posible y con el menor riesgo para los intervinientes.
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