Detección de explosivos en carga aérea
Unos equipos prácticamente desconocidos, los binomios formados por vigilantes de seguridad y sus perros pertenecientes a la seguridad privada, son los encargados de la seguridad contra artefactos explosivos en el transporte de la carga aérea
por Jaime Alonso Borde | PerrosdeBusqueda
El 11 de Septiembre del 2001 cambió de manera radical el panorama de la seguridad a nivel mundial. Debíamos adaptarnos a los nuevos y cambiantes retos que el terrorismo internacional nos presentaba. No sólo en los EEUU donde sufrieron el devastador ataque contra el corazón político, social y financiero del país en esa mañana del desgraciadamente ya histórico 11-S. En España, tres años después, el 11 de marzo de 2004, fuimos también golpeados de manera brutal en Madrid, nuestra capital.
La protección de las infraestructuras y más concretamente los aeropuertos, presentan una carrera contra reloj en la que hoy día podemos decir que seguimos aun aprendiendo y adaptándonos a las nuevas amenazas. Aquí es donde entran en juego unos equipos prácticamente desconocidos por los viajeros y el público en general. Los binomios formados por vigilantes de seguridad y sus perros pertenecientes a la seguridad privada, encargados de la seguridad contra artefactos explosivos en el transporte de la carga aérea.
Realizan su trabajo apartados de las miradas de viajeros y usuarios de los aeropuertos. Se encargan de revisar el transporte de mercancías por cara aérea de ámbito nacional. Para ello, el proceso es largo. Deben reunir una serie de condiciones académicas para poder acceder a las pruebas, entre las que se encuentran tener la habilitación de vigilante de seguridad, curso de transporte de mercancías peligrosas por vía aérea y disponer de la habilitación como guía canino. Además, como parte importantísima del equipo, el perro detector de explosivos deberá también reunir unos requisitos mínimos, como edad superior a los 18 meses y un periodo de trabajo junto con su guía de al menos 200 horas, para poder asegurar la perfecta compenetración de ambos.
A diferencia de otros trabajos del personal de seguridad con perros de trabajo, en este caso, cada guía sólo se podrá presentar con un máximo de dos perros y únicamente podrán trabajar aquellos equipos compuestos de guía y perro autorizados previamente por AESA (Agencia Española de Seguridad Aérea), dependiente de AENA y del Ministerio de Fomento. Se consigue así un equipo de trabajo compenetrado y coordinado entre el perro detector de explosivos y su guía.
Una especialidad con muchos requisitos
Pero aquí no acaba el recorrido hasta que se les autoriza a trabajar. Además de estos requisitos y algunos más específicos y que obviamente por motivos de seguridad no deben desvelarse, están obligados a superar varias pruebas, tanto teóricas por parte de los guías, como prácticas, en las que se cuenta con la colaboración del Departamento Cinológico y TEDAX del Cuerpo Nacional de Policía para la formación y evaluación de los aspirantes a las pruebas.
Aprobados los aspirantes y sus compañeros de cuatro patas, pasarán a formar parte de un fichero de equipos autorizados que deberá actualizarse periódicamente.
Dado lo cambiante de las distintas amenazas, distintos modus operandi de los terroristas, artefactos explosivos y técnicas, deben realizar formaciones y pruebas regularmente con la finalidad de mantener siempre los conocimientos y aptitudes al día.
Con estas líneas, he querido sacar a la luz de manera somera, el trabajo de unos profesionales y sus compañeros de cuatro patas, que perteneciendo al sector privado, realizan una importante labor en nuestros aeropuertos. A pesar de no poder decir que estamos exentos de los riesgos y amenazas de hoy en día, si podemos asegurar, que al menos, las manos patas y hocicos que se encargan de supervisar las condiciones en las que viajan las mercancías por el cielo de nuestro país, es de lo más seguro que se podría pedir.
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