La contaminación podría debilitar el olfato canino
La contaminación podría ser causa directa en la disminución del olfato de los perros, según un reciente estudio
La exposición del olfato humano y canino a la contaminación podría estar relacionada con una disminución del olfato, probablemente debido a la susceptibilidad anatómica del nervio olfativo al medio ambiente. Históricamente, los estudios se han centrado en la exposición ocupacional pero estudios más recientes han considerado la exposición a los contaminantes que se encuentran en el entorno ambiental.
La contaminación y los perros mexicanos
Ya en 2002, un estudio realizado con perros de la ciudad de México , una ciudad con índices muy altos de contaminación, comparaba la salud respiratoria y cerebral de 32 perros mestizos sanos del suroeste de la ciudad con la de 8 perros de Tlaxcala, una ciudad con índices notablemente menores de contaminación. La conclusión fue fue que los perros de la Ciudad de México sufrían de irritación de mucosas, inflamación en las vías respiratorias, alteraciones en la barrera hematoencefálica, degeneración de las neuronas corticales y acumulación de grupos de proteínas asociadas al desarrollo de Alzheimer en los humanos, entre muchos otros trastornos.
Reciente estudio demuestra que hay disminución olfativa
Un estudio más reciente confirma estas teorías, examinando los datos obtenidos entre 17 estudios realizados entre 1950 y 2015. Estos estudios se llevaron a cabo con el fin de evaluar el impacto de la contaminación en los seres humanos, utilizando animales para obtener los datos necesarios.
La conclusión es que los datos obtenidos demuestran que la exposición a la contaminación ambiental podría estar vinculada a una olfacción dañada y debilitada. Estas toxinas pueden dañar directamente la mucosa olfativa tras la inhalación, a través de efectos citotósicos directos y daño al ADN, a menudo dando como resultado una metaplasia escamosa de este tejido. Las partículas depositadas en la mucosa olfativa pueden sufrir una translocación al bulbo olfativo, donde pueden ser directamente citotóxicas o inducir respuestas inflamatorias y de estrés celular.
Algunas combinaciones de estos mecanismos podríab ser responsables de la debilitación de la capacidad olfativa entre aquellos individuos expuestos a determinados contaminantes. La exposición de por vida a elevados niveles de estos contaminantes podría aumentar el riesgo de hiposmia o anosmia en una etapa posterior de su vida.
Vivir en ciudad o trabajar en ciudad, ¿podría perjudicar al perro detector?
Esto nos lleva directamente pensar en dos casos dentro del mundo del perro detector: los perros que viven en zonas urbanas y los perros que trabajan el rastro de personas en zonas urbanas. Ambos se ven afectados por las causas que contempla este estudio y que podrían mermar su capacidad olfativa, lo que podría suponer una disminución de su eficacia a la hora de desempeñar su trabajo.
Lógicamente, cuando mayor sea el índice de contaminación, más alto será el riesgo de que su capacidad olfativa se vea dañada, por lo que si estamos en ese grupo de riesgo, podemos empezar por tomar precauciones. A la hora de salir o de trabajar con nuestro perro por la ciudad, lo más sencillo es tratar de evitar las horas en las que la contaminación sea mayor. No fumar cerca de nuestro perro y procurar que no se sitúe cerca de fuertes emanaciones de productos contaminantes, como tubos de escape, son otras recomendaciones para mantener intacta la salud olfativa de nuestro perro.
Hacen falta más estudios, sobre todo encuestras con poblaciones mayores con exposición de contaminación a nivel individual, para extraer conclusiones más definitivas y cuantificar la magnitud de efectos potenciales de la contaminación.
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