‘Lealtad a la víctima’, clave para el perro de rescate

La ‘lealtad a la víctima’ es una pieza clave en el entrenamiento de los equipos caninos de búsqueda de personas. Qué es, para qué sirve y cómo se trabaja

Lealtad a la víctima

Isabel Herrán | PerrosdeBusqueda 2019

Hablar de ‘Lealtad a la víctima’ puede sonar algo extraño pero en el entrenamiento de los equipos caninos de búsqueda, en algunas especialidades, es una de las claves para un desempeño óptimo.
Pero ¿qué es?

Ya sabemos que el objetivo de un perro de rescate es buscar personas. Y aquí es muy importante dejar claro que no buscan la pelota, ni el mordedor, ni comida ni ningún juguete. Su objetivo debe ser únicamente el olor humano.

Y aquí también es importante dejar claro otro concepto.
Un perro de búsqueda de personas perdidas, escondidas, sepultadas, etc… busca a una persona oculta porque sabe o cree que va a recibir un premio cuando la encuentre y la señalice. Esto es porque lo ha aprendido así, por una asociación creada a través de un férreo entrenamiento. No lo hace por amor ni por responsabilidad ni porque el método utilizado le ha inculcado un sentido excepcional de la responsabilidad hacia el trabajo.

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¿Por qué necesitamos esta ‘Lealtad a la víctima’?

Este concepto se puede aplicar a todo tipo de búsqueda de personas y tiene un objetivo muy claro: querer estar con la víctima.

Porque cuando entrenamos a un perro de búsqueda de personas, necesitamos tres cosas básicas y necesarias:

  • que el perro quiera buscar a la persona por encima de cualquier distracción, cansancio, etc.
  • que el perro busque la forma de acceder a la persona (profundización)
  • que el perro permanezca ‘fijado’ en el lugar donde emane más cantidad de olor, hasta que su guía llegue o le llame (fijación)

Si el perro no ha sido entrenado con este concepto de llegar y permanecer con la víctima hasta que llegue su guía o le llame, es probable que en una búsqueda real no nos señalice el punto más ‘caliente’ o que abandone el lugar en cuando vea que no recibe refuerzo.

En derrumbes

Un buen ejemplo lo encontramos en la búsqueda en estructuras colapsadas. Si el perro no tiene esta ‘Lealtad a la víctima’, podría señalizar en cuanto recibe el olor, sin intentar acceder o profundizar más. Eso nos ofrecería una zona de posible localización enorme. Pero ¿por dónde empiezan a limpiar los equipos de desescombro?

En este tipo de búsquedas necesitamos que el perro profundice lo más posible, que se introduzca por galerías o huecos, por donde pueda, hasta llegar lo más cerca posible de la víctima. Y allí, que ladre hasta que llegue su guía o le llame para que vuelva. Trabajando así se reducirá el tiempo de localización y de extracción, lo que a todas luces es vital.

En aludes, corrimientos de tierra

En avalancha de nieve o tierra/barro ocurre exactamente lo mismo. Necesitaremos que el perro nos señalice y fije en el punto más cercano a la víctima porque se encuentra sepultada. No nos sirve que simplemente ladre cuando le llega el olor. Debe querer llegar hasta ella, es incluso deseable que rasque en la nieve, en la tierra, para poder acceder.

Cuanto más cercano el punto de señalización a la posición de la víctima, más rápido será el desescombro y la extracción. Y por tanto, más posibilidades de sobrevivir.

Personas desaparecidas

En grandes áreas también vamos a necesitar que el perro haga lo posible por llegar cerca de la víctima. Como en el resto de especialidades, esa querencia facilita la motivación y el desempeño. Y, por otro lado, porque podría darse el caso de que la persona no esté accesible (escondida, en altura…). Y también necesitamos que el perro sea consistente y no abandone o pierda eficacia en la señalización, ya sea ladrido o «refind».

En la búsqueda por rastro o mantrailing no tenemos esta necesidad de profundización y permanencia. Aquí el perro busca un olor de referencia y, al ir atraillado, llegará con su guía hasta la víctima/figurante. Aún así, no está de más trabajarlo y conseguir aumentar la motivación por buscar a la persona desaparecida.

Lo que nos hace concluir que la ‘Lealtad a la víctima’ es aconsejable para todas las disciplinas de búsquedas de personas. Aumenta la precisión en la localización, mejora la motivación del perro y mejora los tiempos de trabajo. Todo son ventajas.

Aumenta la precisión en la localización,
mejora la motivación del perro y
mejora los tiempos de trabajo

Ahora veamos cómo trabajarlo. Son varios factores:

Los premios

Lo ideal en estas disciplinas es que el perro tenga un alto impulso de juego, caza, presa y para eso es muy importante realizar una buena selección de cada individuo. Así, facilitamos la interacción con el figurante, básico para establecer este concepto de ‘Lealtad a la víctima’.

Si hemos seleccionado bien, tendremos un perro que no tendrá problemas con ningún tipo de recompensa. Comida, juguetes de todo tipo… Así, si mañana el figurante escondido ha olvidado el mordedor, podríamos hasta quitarnos un guante para premiarle y jugar con él.

Aún así, cada perro tiene unas preferencias. Mordedor, pelota (en escombro no es muy útil porque se perderá continuamente), juguete con cuerda, sin cuerda… Juego fuerte, juego más suave, más caricias, más o menos felicitaciones… Esto es importante tenerlo en cuenta.
Y muy importante: debemos buscar, siempre, lo que más le guste al perro, no a nosotros.

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La recompensa llega del figurante

Pero, y aquí llegamos al quid de este asunto: lo más importante es quién entrega el refuerzo: el figurante. Y la figurancia, en el perro de búsqueda de personas, es un elemento crucial.

Para el perro, el premio no es o no debe ser el reforzador (mordedor, pelota…). Un perro bien entrenado puede encontrar una pelota o un mordedor tirado en el escombro, en el campo, que en sí mismo no significa nada. Porque ha aprendido que el gran refuerzo, el premio gordo, es la víctima/figurante que aparecerá con su juguete. Con eso se tiene que quedar y esa es la asociación que necesitamos fijar con fuego en el perro.

Por eso, durante las etapas de iniciación y entrenamiento, es muy importante que sea el figurante entregue el premio. Ya llegarán los ejercicios avanzados en los que eliminaremos el juguete para que el perro no realice asociaciones equivocadas (humano+premio).

Y para conseguirlo, no basta con esconder una persona con el juguete del perro. Hay que esconder a alguien que sepa cómo trabajar (bien) a cada perro*.

Es curioso cómo esta figura adquiere una relevancia absoluta -la que le corresponde por su papel en la formación del perro- en determinadas disciplinas deportivas. Pero cuando se refiere a disciplinas operativas como la búsqueda de personas, en demasiadas ocasiones no se le da apenas importancia. Hay muchas carencias en la formación de figurantes y esto, a la larga, redunda en un peor desempeño de los equipos caninos.

Otro detalle a tener en cuenta es que debemos cambiar los figurantes. No podemos utilizar siempre el mismo porque los perros no generalizarían bien al resto de personas. Además, es aconsejable también que a cada perro le asignemos el figurante adecuado, para ese individuo y para el ejercicio concreto. No vale todo para todos. Como ya decía en un artículo anterior: ¡no ahorres!

* Esta es una de las razones por las que no es aconsejable premiar sólo con comida en este tipo de especialidades. Aunque sí puede ser útil para determinados momentos dentro de la especialidad.

Figurante + premio

¿Y el guía, qué hace?

Si bien no es la figura más importante, tiene especial relevancia en el entrenamiento del perro, de su perro. Y en el momento de la localización, que es lo que estamos tratando aquí, su papel también es esencial. Puede ayudar o perjudicar el trabajo final con su actuación y por eso, también debe saber muy bien cuándo y cómo actuar.

Cuando el figurante está premiando al perro, el guía es un mero observador. En todo caso y sólo si fuera necesario, puede reforzar felicitando a su perro verbalmente o con unos ligeros toques pero sin que el figurante pierda su papel protagonista. Nunca entregar él el reforzador (como ya hemos visto, hasta fases más avanzadas).

Lealtad a la víctima

El refuerzo/premio no termina al entregar

Aquí llegamos al final de la secuencia del ejercicio: la recompensa. Y aún podemos afianzar esa ‘Lealtad a la víctima’ con otro detalle. Se trata de un sencillo final de ejercicio, muy práctico y que ayuda a consolidar todo este trabajo.

Mientras el figurante juega con el perro, el guía le coloca la correa y los tres, el guía y el figurante jugando o simplemente interactuando con el perro, salen de la zona de trabajo. Ahí, el como ‘premio gordo’ final, el figurante juega con el perro, fuera del escombro o de la zona del ejercicio. Se trata de que toda la escena siga siendo divertida para el perro, es su gran recompensa final. Y es lo que le proporcionará una motivación extra para el siguiente ejercicio.

Si realizamos bien estos procresos y, por descontado, el perro y su entrenamiento es el adecuado, va a estar deseando ir a buscar. Y es precisamente eso lo que necesitamos para nuestro futuro perro de rescate. Para su entrenamiento y a la hora de una intervención real.

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