¿Llevo a mi perra en celo a un operativo de búsqueda real?
No es una pregunta sencilla por lo que implica la decisión que tomemos. Pero es una pregunta obligatoria si estamos en un grupo operativo de búsqueda de personas: ¿debo llevar a mi perra en celo, en caso de ser activados para una búsqueda?
Isabel Herrán | Escuela de Guías Caninos – EGC
Llevas años entrenando, semana tras semana, preparándote para ser operativo en caso de la desaparición de una persona, en caso de catástrofe… Y justo el día en que el grupo es activado, tu perra está en celo o va a entrar en breve. Qué haces, ¿vas? ¿te quedas? ¿la llevas?
En realidad la respuesta debería ser muy sencilla pero opiniones hay muchas y situaciones también. Vamos a desgranar los posibles planteamientos en un caso así.
Primero de todo, debemos tener en cuenta que una perra en celo experimenta una serie de cambios físicos y hormonales que pueden provocar cambios en su comportamiento. Depende de cada perra y de cada caso. Hay guías que aseguran percibir cambios importantes en el desempeño del animal. Otros no han encontrado cambios sustanciales a la hora de trabajar con su perra, estando o no en celo.
Por otro lado, es obvio que el celo de una perra afecta a los machos, en mayor o menor medida. Y es por tanto, una de las mayores distracciones – si no la mayor distracción – a la que puede enfrentarse un perro de búsqueda.
Pero como aquí estamos hablando de una especialidad operativa, debemos valorar otras cuestiones. Y es donde llega la gran pregunta: ¿debería llevar a mi perra en celo a una intervención real?
¿El grupo decide?
Cuando hablamos de intervención real hablamos de búsqueda de desaparecidos en grandes áreas, en zonas urbanas, en un derrumbe, en deslizamiento del terreno, en una gran catástrofe… Todas nuestras intervenciones deberán ir siempre englobadas dentro de un grupo supuestamente operativo.
Por eso, una de las respuestas posibles sería: pregunto a mi grupo. Es una buena opción y, de hecho, es lo primero que debes hacer: informar a tu grupo. Porque se supone que tendréis un jefe de grupo que valorará a los equipos que va a activar, en función de la intervención y de las necesidades. Será tu jefe quien decida si esa perra debe formar parte del dispositivo.
Pero no basta. El planteamiento es, en realidad, personal. Tú sabes cuándo entra tu perra en celo y tú sabes en qué momento del celo está. Y eres tú quien debe valorar, por tanto, si está operativa o no. Eres responsable directo de esa decisión y de la repercusión que tenga.
Un buen perro debe ignorar las distracciones
Así es. Y de hecho, se puede -y se debe- entrenar a los perros para que ignoren una perra en celo cuando están trabajando. Pero hay muchas más cosas a tener en cuenta alrededor de esa cuestión:
¿Y si alguien del grupo no lo ha entrenado o no lo ha entrenado bien?
Podría ocurrir que uno de los perros del grupo no esté preparado para enfrentarse a una situación así. Sabemos que entonces no sería operativo y no debería estar en ese dispositivo pero, ¿y si está? ¿perdemos ese recurso sólo porque otra perra del grupo está en celo?
¿Y si hay otros grupos en el dispositivo?
Exactamente lo mismo que lo expuesto en el caso anterior podría ocurrir con otros grupos. Les estaríamos añadiendo una dificultad más, un extra, a la hora de realizar su trabajo. Y su desempeño podría verse afectado.
¿Y cuando no están trabajando?
Una cosa es que los perros estén entrenados para ignorar ese estímulo ‘cuando están trabajando’. Pero lo que no podemos entrenar es que para que no les afecte. Son seres vivos y les afecta.
¿Qué ocurre cuando están viajando a la zona de intervención, descansando o simplemente dando un paseo antes o después de trabajar? Porque van a estar expuestos a ese fortísimo estímulo y es indudable que podría afectarles después en su desempeño.
Esto se agrava exponencialmente en el caso de las intervenciones a otros países, por ejemplo en el caso de una catástrofe. Ahí los perros deben viajar, en sus transportines, en la bodega de un avión. Y pasarán juntos muchas horas, incluso días. ¿Qué estado emocional vamos a crear en esos perros?
¿Y si hay perros de otras personas, caminantes, excursionistas, etc…?
Vamos a suponer que todo lo anterior es perfecto, que todo el mundo tiene a su perro perfectamente entrenado. Y que además viajamos con nuestro coche, por tanto la perra está alejada del resto (no sería lo normal y sabemos la capacidad olfativa de los perros…). Tenemos todo controlado… o creemos tenerlo controlado. Salimos a trabajar con nuestra perra y de repente, llega un excursionista, un vecino con ganas de ayudar y que ha venido con su perro -macho-. Le suelta y… ya tenemos el lío. Ese perro no está entrenado para nada y es muy fácil que moleste o que intente montar a nuestra perra. O podría incluso provocar un conflicto con otros machos. Adiós trabajo.
Sale la última a trabajar
Otra opción que se plantea es que la perra en celo sea la última que entre a trabajar. Pero aquí volvemos a varias de las opciones planteadas en el punto anterior: ¿y el resto del tiempo? ¿durante el viaje/traslados, mientras descansan, en las esperas, al salir a dar el paseo, etc…?
Y es que una intervención no es un entrenamiento, tampoco es una competición. No podemos controlar todos los parámetros, la situación suele estar desbordada y no es momento para añadir ‘extras’.
Además, ¿cómo sabemos cual es el último perro que entra a trabajar? ¿Le añadimos al coordinador del dispositivo un nuevo parámetro a tener en cuenta a la hora de organizar a los equipos intervinientes? Puede que necesitemos volver a utilizar un equipo canino después o, puede que tengamos que volver a la zona al día siguiente y es muy probable que el olor de la perra continúe en la zona.
Se trata de facilitar, no de incrementar las dificultades.
Conclusión: ¿no voy?
Mientras no exista una regulación oficial que contemple todas estas posibilidades, eres tú quien decide. Pero antes de decidir, hazte una última pregunta y valora:
¿Hay necesidad de que lleve a mi perra? Es un equipo canino más al dispositivo pero… ¿y si ese equipo significara que van a verse perjudicados otros equipos caninos? ¿y si mi perra no trabaja como debiera? ¿y si surge un conflicto por causa del celo de mi perra?
Y hay otra cosa que puedes plantearte: el hecho de que no lleves a tu perra a un operativo de búsqueda no te impide ir como auxiliar de tu grupo. Toda ayuda es poca en un dispositivo de búsqueda. Podrías acompañar a otros guías, podrías ayudar en la logística, en la coordinación o simplemente, ser un elemento de apoyo en caso de que alguien te necesitase. ¡No es poco!
En el futuro, estas cuestiones deberían quedar totalmente claras y reunidas dentro de una serie de recomendaciones y/o obligaciones para todo equipo y grupo canino de búsqueda de personas. Se conseguiría con una buena regulación de los equipos y grupos intervinientes en cualquier operativo de búsqueda. Por el bien de todos.
Bibliografía: The drive character of instinctive behaviour de E.S.Rusell
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