Perros entrenados localizan casi 300 cebos envenenados en Almería
La Unidad Canina Especializada de la Consejería de Medio Ambiente acaba de cumplir diez años de actividad y el balance que se hace desde la Junta resulta altamente positivo ya que en este periodo los perros han conseguido detectar casi 300 cebos envenenados repartidos por diversas áreas rurales de Almería.
Según los cálculos realizados por los servicios de Medio Ambiente, la cantidad de veneno que los canes han conseguido retirar del campo tenía un potencial letal importante y podría haber provocado la muerte a unas 3.000 personas, y una toxicidad aguda a algo más de 6.000, en el caso de que hubiera sido ingerido.
Servicio pionero
La Unidad Canina fue un servicio pionero en Europa, puesto en marcha por la proliferación de casos de envenenamiento de especies animales, algunas de ellas en riesgo de desaparición. A principios de la pasada década se contabilizaron por cientos los animales silvestres muertos por la ingesta de veneno, entre ellos águilas, alimoches, buitres, milanos reales e incluso algún ejemplar de águila imperial.
Por ello se puso en marcha la Estrategia Andaluza contra el Veneno, que planteaba la utilización de perros adistrados para la localización de veneno. La dinámica de esta unidad se basa en las inspecciones en el campo que pueden ser urgentes, por lo general provocadas por alguna denuncia o suceso, y las de carácter preventivo o disuasorio, seleccionando para ello zonas en las que se han registrado casos de envenenamiento o aquellas en las que este hecho es frecuente.
Según relatan los responsables de la Unidad Canina Especializada, tanto los perros como los adiestradores se encuentran sometidos a diario a “un enorme esfuerzo físico y mental”. Las jornadas de trabajo son duras y las distancias recorridas entre las distintas localidades de inspección son importantes.
Descanso obligatorio
Para evitar el agotamiento y la pérdida de eficacia en el servicio, desde la Consejería se han establecido sistemas de control permanentes para impedir un sobreesfuerzo no deseado a las unidades, “permitiendo días de descanso obligado cada cierto número de actuaciones”. Con ello se busca el mayor bienestar posible tanto de los perros como de sus cuidadores y agentes.
Los perros, auténticos protagonistas de este servicio, son animales con un excelente olfato que ha de ser testado por los adiestradores. Además, tienen una gran capacidad de concentración, elevada atención y una cuirosidad innata excepcional.
El entrenamiento
Antes de iniciar este trabajo, los perros son entrenados para adquirir resistencia física, así como agilidad de movimiento que les permita mantener la actividad incluso en los días en que sufren mayor calor.
Como en todos los trabajos, en este también la experiencia “es un grado” y aunque los perros pueden ser eficaces desde que tienen poco más de un año y medio, es con el tiempo y el desarrollo de acciones como consiguen una valiosa experiencia para la detección de venenos.
No se buscan en realidad animales que sean dominantes, ya que su capacidad de atención y de concentración ante el trabajo de campo es menor y tienden a ‘despistarse con cierta facilidad’.
Una de las cualidades que más se busca en los perros que se seleccionan para la detección de cebos envenenados es un carácter juguetón, porque el hábito de juego, porque eso lo hace un animal más activo. Evidentemente es preferible que no sean perros glotones, para evitar las tentaciones que se pueden presentar en su tarea.
(Fuente: La Voz de Almería)
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