Por qué los perros detectores de heces cometen errores

Un estudio de la Universidad de Whasington intenta averiguar por qué se cometen errores cuando se utilizan perros detectores para localizar heces de animales

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Un nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports trata de llegar hasta el fondo de una cuestión. ¿Por qué los perros entrenados para localizar heces de animales cometen errores? ¿Por qué, en ocasiones, encuentran las heces equivocadas?

Según Karen DeMatteo, bióloga en Artes y Ciencias de la Universidad Washington en San Luis, esto ocurre en algún momento entre un 4 y un 45 por ciento de las veces. Esta nueva investigación confirma que hay tres explicaciones alternativas viables para explicar la recogida de heces no diana en algunos ecosistemas. En este caso sin contar con los errores del guía o del entrenamiento del perro.

Los perros detectores están entrenados para utilizar el olfato -no la vista- para localizar tipos específicos de heces. Son compañeros útiles en proyectos de conservación como alternativa al foto trampeo y otros métodos más invasivos para identificar qué individuos animales están presentes en un área.

Pruebas de ADN para evitar falsos positivos

El hecho de que los perros encuentren las heces equivocadas no tira por tierra los resultados de una  investigación, ya que se suelen utilizar tests de ADN para confirmar la identidad del evacuador diana o no diana. Y así se evita recoger y testar falsos positivos que restarían tiempo y recursos al proyecto.

Hasta ahora, cuando se encontraban muestras no diana en los estudios en los que se habían utilizado perros detectores, se asumía que podía ser debido a errores en el perro, en el guía o en el entrenamiento. Ahora, este estudio determina que esto no siempre es así. Al parecer, la complejidad de los ecosistemas donde se realizan los estudios puede afectar a los estudios de detección con perro por culpa de las conductas naturales de las especies no diana, como por ejemplo los coyotes, que pueden alterar el perfil genético de las heces diana, como las del puma.

DeMatteo ha utilizado con éxito perros detectores de heces para identificar las rutas recorridas por pumas en peligro de extinción y otros carnívoros solitarios, a lo largo de un corredor biológicamente importante en Argentina.

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Foto: Karen DeMatteo/Washington University)

Coprofagia, natural

Los perros detectores son excelentes a la hora de determinar la presencia de animales específicos porque pueden encontrar excrementos escondidos en la hierba o que se han deshecho y desintegrado por la lluvia y el barro. O incluso excrementos que han sido comidos y luego reciclados, algo normal que forma parte de la vida de muchos animales.

Los humanos tenemos una aversión natural hacia la coprofagia y nos horrorizamos cuando vemos a nuestro perro comerse sus propios excrementos o los de otros perros y gatos. Nos preocupamos por si pudiera causarle problemas de salud o si es que nuestro amigo de cuatro patas tiene algún problema psicológico.

Si bien las razones subyacentes a la coprofagia en perros domésticos aún son confusas, se sabe que es algo natural en cánidos salvajes. Y a menudo está asociado con beneficios territoriales o nutricionales. Por eso, aunque el hecho de saber que los coyotes consumen heces de puma es algo nuevo y tiene diferentes implicaciones ecológicas, la coprofagia ocurre de forma natural que se da en varias circunstancias.

La tendencia de un animal a comer las heces de otro es uno de los tres comportamientos que podrían alterar el tipo de heces, o el estado de las heces, que un perro podría encontrar y afectar así la precisión de la técnica.

Los investigadores también consideraron que el marcaje con orina por parte de especies no diana podría afectar la capacidad del perro detector para localizar las heces de las especies de interés. Y también lo que ocurre cuando un animal coge las heces de otro y las mueve utilizando su boca, con el peligro potencial al entrar en contacto con su saliva. Las pruebas de campo se llevaron a cabo en la zona de San Luis y al noroeste de Nebraska.

Los investigadores descubrieron que cada una de estas conductas puede alterar el perfil genético de las heces. Y se confirmó que todas juegan un importante papel cuando los perros detectores señalizan en heces no diana.

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Estándar de alta calidad para perros y entrenadores

El grupo de perros detectores entrenados para la conservación crece continuamente, igual que lo hacen las especies objetivo y las zonas donde se utilizan los perros. Una de las preguntas que suelen plantear su uso para este tipo de proyectos es cómo mantener un estándar de alta calidad para los perros detectores y para sus guías.

Según los expertos, en realidad el perro es más fácil de entrenar que el guía, ya que este último tiene mayor probabilidad de inducir a error. Aún con estas variables, los resultados son extensibles a otros equipos caninos con menos experiencia, siempre que sean consistentes.

Este nuevo estudio demuestra que hay explicaciones alternativas a por qué los perros en ocasiones señalizan muestras no diana. Y además arroja luz sobre conductas que los humanos podemos no comprender pero que podrían jugar un papel en el funcionamiento del ecosistema.

Los investigadores creen que las pruebas genéticas pueden eliminar estas muestras erróneas y ayudar a mantener la precisión en los estudios llevados a cabo con perros detectores. Sin embargo, esta interacción de heces no diana con heces diana tiene implicaciones potencialmente importantes para otras cuestiones ecológicas, incluída la transmisión de enfermedades por parásitos, enfermedades zoonóticas y para la salud general de las poblaciones silvestres.

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