Quédate en casa, no arriesgues la vida de otros

A estas alturas todos sabemos que el aviso es «Quédate en casa». Pero muchos no parecen haberse enterado del riesgo que supone para otros saltarse las recomendaciones, para ellos y para otros

Una de las razones, por supuesto, es evitar toda posibilidad de contagio. Es un hecho que tenemos que asumir y es obligatorio porque así se ha decretado en el BOE el 14 de marzo de 2020.

Pero es evidente que muchos no están haciendo caso a las recomendaciones. Desde que se decretó la alerta hemos vivido situaciones de una insensatez colosal, además de una evidente falta de empatía y conciencia social. Desde las iniciales excursiones al campo, en zonas de gran afluencia como La Pedriza en Madrid, hasta carreteras atascadas por escapadas de fin de semana en ciudades como Madrid, Valencia y Barcelona.

Gente que improvisa trucos para salir de casa, que aprovecha cualquier resquicio para salir y saltarse todas las recomendaciones. Otros que van a comprar cuatro artículos no necesarios, gente que organiza reuniones en casas, locales… Y muchos, demasiados, que se reúne con otros, incluso con sus perros, ignorando lo que nos han avisado: que el paseo del perro es sólo, siempre atado y nunca acercarse a otros perros o personas.

En los primeros días de la alerta se registraron más de 200 detenidos y 11.000 sancionados por incumplir la ley. Estas personas, ignorando las recomendaciones, nos han puesto en peligro a todos, sólo por satisfacer su propia necesidad o simplemente por n estar de acuerdo con las restricciones.

En las zonas rurales también hay restricciones

Hay algo que muchos desconocen, o si lo saben, prefieren ignorarlo. Las zonas rurales están incluidas dentro de estas restricciones. «Quédate en casa» es para todos, no para unos pocos o para zonas determinadas.

Salir a pasear con el perro (más de lo permitido) o salir a correr, con la bici, con la moto, sólo o acompañado, además de un flagrante delito que afortunadamente ya está siendo perseguido y multado, es un doble peligro.

Por un lado, se está arriesgando el problema del contagio, que es precisamente lo que se trata de erradicar. Y no está la situación para correr el más mínimo riesgo en este aspecto.

Y, por otro lado, el simple hecho de que, si nos ocurre algo durante ese paseo, vamos a poner en peligro a otras personas. Hace pocos días conocimos el caso de dos senderistas que se perdieron en Cotos y a los que hubo que ir a buscar, movilizando a efectivos de Agentes Forestales de la Comunidad, agentes del SEREIM de la Guardia Civil y bomberos del GERA.

Otro montañero sufrió un accidente el sábado en el Pirineo Aragonés y tuvo que ser rescatado por la Guardia Civil con un médico del 061 y trasladado al hospital San Jorge de Huesca.

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Y no hace falta irse a alta montaña para sufrir un accidente. En zonas rurales, en grandes zonas verdes en núcleos urbanos, un pequeño accidente podría obligar a movilizar a efectivos de búsqueda, de emergencia y sanitarios. Y, por descontado, a los equipos caninos.

En este momento los equipos caninos en los dispositivos de búsqueda de desaparecidos deben limitarse a Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, en todo caso, grupos civiles oficialmente constituidos y activados por las autoridades correspondientes. En ningún caso es posible la participación ciudadana, por el estado de alerta, o de cualquier otro grupo no activado.

Esto significa que, si alguien se pierde o tiene un accidente, además de su vida, pondrá en peligro la vida de otros muchos que tendrán que ir a buscarle/rescatarle y después atenderle.

Es hora de que se nos meta en la cabeza que este tipo de acciones, además de incurrir en delito, son una evidente negligencia y muestran una falta de compromiso social. Debemos evitar por todos los medios contagiarnos, contagiar o convertirnos en un problema. Ni estamos solos ni esto podemos tomarlo como algo individual. Somos un conjunto y como tal debemos actuar. Porque de nuestras acciones dependerá la vida de muchas personas.

Y por eso, por favor:

#QuedateEnCasa