Shaya, el perro que perdió una pata y sigue con ganas de trabajar
Shaya, un perro que salva la vida de otros animales, no ha perdido las ganas de trabajar a pesar de haber perdido una pata
Shaya atravesaba la maleza corriendo, buscando un rinoceronte herido. Cuando saltaba unas rocas, se le enganchó una pata en una grieta. Intentó seguir corriendo pero se le partió la pata a la altura del hombro, estallando el hueso en fragmentos. El perro cayó al suelo gimiendo de dolor.
Shaya es un pastor Belga que trabaja como perro de detección en Transfrontier Africa y la Unidad Antifurtivos Black Mamba, dos organizaciones fundadas por Craig Spencer para proteger la fauna salvaje en la Reserva Natural Balule, en Sudáfrica. Shaya es capaz de detectar cuerno de rinoceronte, marfil, armas y munición y además encontrar furtivos en la maleza del sur africano. También está entrenado para proteger a Spencer, su guía, cuando realiza búsquedas en aldeas y controles en las carreteras.
Para Spencer, Shaya es más que un perro de trabajo es su mano derecha además de un compañero fiel. Por eso cuando se hirió, Spencer hizo todo lo posible para ayudarle. Cuando ocurrió el accidente llevó a Shaya en helicóptero hasta la ciudad donde un veterinario les dijo que había que amputar. Pero Spencer le dijo que quería una segunda opinión.
Una clínica veterinaria de Johannesburgo le dió la respuesta que buscaba: podrían usar clavos y fijar la pata pero Shaya tendría que tomarlo con calma durante unos meses para así curar el hueso. Una vez tuvo la escayola puesta, Spencer intento que Shaya estuviera tranquilo en un canil. Pero el animal no paraba quieto. Se movía tanto que se le volvió a romper la pata, esta vez por encima de la escayola, seccionando varios nervios.
Cuando el veterinario volvió a examinar Shaya, le dijo a Spencer que ahora tendrían que amputar. Él mismo cuenta que fue una decisión muy dificíl ya que era un animal increíble, tan inteligente, tan listo, que vivía para trabajar. Para Shaya su trabajo era juego.
Todos creían que Shaya nunca volvería a trabajar, incluso Spencer y esto lo hacía aun más devastador. Spencer recuerda que se sintió como si fuesen a amputarle su brazo derecho, ya que se había acostumbrado a trabajar sin arma de fuego, al contar con la ayuda de Shaya. Pensar que tendría que aprender a no tenerla con él día y noche resultaba un duro golpe.
La recuperación de Shaya, en una clínica en Johannesburgo, duró cuatro meses. Cuando Spencer por fin fue a recogerle, le faltaba una pata pero aparte de eso su aspecto era bastante normal. En el camino de vuelta a Balule, paró el coche en el arcén de la autopista y escondió unos viejos casquillos en la maleza para comprobar su habilidad e impulso de trabajo y el perro lo resolvió como si nunca hubiese existido un trauma.
No solo seguía teniendo el impulso para el trabajo sino que parecía tener la misma energía física. Era como si no se diera cuenta de que le faltaba una pata. Se dió algún golpe aquí y allá, se cayó cuando levantó la pata en un árbol, hasta que se dió cuenta de que tenía que apoyarse en el árbol para orinar.
Pero tener una pata menos no le hace más lento ni le detiene. Salta, corre y se mueve por todas partes. Todavía olfatea y trabaja como un mulo. Parece algo torpe pero él ni se da cuenta.
Shaya tenía tres años y medio cuando perdió su pata, ahora tiene ocho. Spencer debe asegurarse de que mantenga su peso bajo para no cargar demasiado las otras patas con demasiada carga. Y goza de una salud excelente. Para Spencer es su amigo y compañero, su muleta emocional y la inspiración para continuar salvando la fauna incluso cuando siente que ha perdido la esperanza.
Black Mamba, la lucha contra los furtivos
La Unidad Antifurtivos Black Mamba es un grupo formado en su mayoría por mujeres, que patrulla la reserva de Balule en Sudáfrica para proteger a los rinocerontes, elefantes y otras especies en peligro de extinción.
Artículo original: Elisabeth Claire Alberts | Dodo
Fotos: Transfrontier Africa
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