Reino Unido abrirá su primera granja de cadáveres
Con el objetivo del estudio de la descomposición de cuerpos y restos humanos, Reino Unido abrirá su primera granja de cadáveres
Científicos forenses trabajan con militares británicos con el objetivo de crear la primera granja de cadáveres en Reino Unido. Será un lugar en el que los investigadores podrán estudiar la descomposición de los cadáveres y restos humanos.
Aún no están ultimados los detalles pero los planes ya están en una fase avanzada y se espera que la granja se abra este mismo año. El centro se denominará cementerio forense o instalación de tafonomía, disciplina que estudia la descomposición y fosilización.
Este tipo de ‘granjas’ llevan décadas funcionando en Estados Unidos y más recientemente en países como Holanda y Australia. En ellas, se generan datos científicos sobre la degradación de tejidos y huesos bajo condiciones controladas. Además, se estudian los cambios químicos en el suelo, aire y agua alrededor de los cuerpos. Todo ello con el objetivo de ayudar en las investigaciones criminales y forenses.
Según afirman los investigadores, este tipo de estudios proporcionan información crucial a las investigaciones criminales que no se pueden obtener con equivalentes estudios con animales. Aunque también hay voces críticas que lo tachan de ‘horripilante’ y aseguran que su valor para la investigación no está demostrado.
Un proyecto que llega con retraso
Las granjas reciben cuerpos donados y los entierran o los dejan descomponerse en la superficie. Los investigadores también preparan y estudian circunstancias específicas, por ejemplo colocando los cuerpos en agua o dentro de un vehículo.
La primera granja de cadáveres, y la más famosa, abrió en 1981 en Knoxville, Tennessee. Desde entonces, se han creado al menos seis más en Estados Unidos. Y, en los últimos años, se han abierto granjas en Australia y en Holanda (o al menos se anunció su apertura hace dos años). En Canadá abrirán una este mismo año.
El proyecto de Reino Unido, que para muchos científicos forenses llega con retraso, está liderado por la antropóloga forense Anna Williams, de la Universida de Huddersfield, una fiel defensora de este tipo de instalaciones. Para ella es esencial evitar que la investigación forense británica se quede rezagada. Un informe del comité de ciencia y tecnología de la Cámara de los Lores lamentaba hace pocos días el deficiente estado de la ciencia forense en Reino Unido y solicitaba inversiones y un enfoque más estratégico para la investigación.
Williams no quiso hacer comentarios acerca de los planes sobre la granja, ya que según indica se encuentran en una etapa delicada. Pero hay más científicos forenses, como Chris Rogers, de la Universidad de Wolverhampton, que consideran estas instalaciones esenciales.
Según Rogers, es obvio que necesitan una instalación así en Reino Unido. «Estamos quedándonos rezagados del resto del mundo». Y añade que la falta de acceso a restos humanos obstaculiza la investigación y afecta al modo en que puede utilizarse en un juicio. Afirma ser uno de los interesados en utilizar la granja, aunque no conoce los detalles específicos de los planes.
La atención de los medios
Durante años, expertos británicos han intentado y no han logrado establecer una instalación tafonómica. Hace una década hubo una propuesta de Richard Arnol, director de una compañía funeraria, pero fue descartada al no conseguir el apoyo de los investigadores académicos. Figuras de alto nivel en la investigación médica expresaron su preocupación porque la atención de los medios en un lugar así pudiera disuadir a la gente de donar sus cuerpos para usos, como la enseñanza de anatomía.
Pero para Amy Rattenbury, científico forense en la Universidad
Wrexham Glyndŵr, que investiga formas de localizar restos humanos ocultos, es precisamente lo contrario. Ella cree que la gente quiere donar y asegura recibir llamadas y mails, casi cada semana, de gente que pregunta cómo puede donar su cuerpo o el cuerpo de un ser querido.
Perros de cadáveres
Aunque los documentos no revelan dónde se ubicará la primera granja de cadáveres de Reino Unido, todo apunta a que será en el Laboratorio de Ciencia y Tecnología de la Defensa, en Porton Down, al sur de Inglaterra. Este laboratorio analiza armas químicas pero también alberga investigaciones sobre cómo entrenar perros para encontrar cadáveres humanos. Y este sería precisamente otro enfoque para la nueva granja.
En los últimos años, Porton Down ha invertido mucho dinero en nuevos espacios de laboratorio, en parte para ampliar su trabajo forense con las fuerzas policiales. El Ministerio de Defensa declinó comentar sobre si las instalaciones se iban a construir finalmente allí.
La primera granja de cadáveres británica podría necesitar aún la aprobación de la Autoridad de Tejidos Humanos (HTA por sus siglas en inglés). Y los documentos publicados en virtud de la Ley de Libertad de Información muestran que los funcionarios aún están luchando con la forma en la que la granja debería obtener la licencia, antes de la apertura prevista para este año.
La ley británica permite que la gente done sus cuerpos para investigación médica y científica. Sin embargo, la HTA emite las licencias y supervisa el uso de los restos sólo para funciones específicas, conocidas como propósitos programados. Y la tafonomía humana no figura actualmente como uno de estos propósitos, aunque Williams está intentando convencer a la HTA para cambiarlo.
Un portavoz de la HTA afirmaba: «Somos conscientes y hemos mantenido conversaciones con otras partes que también están interesadas en establecer una instalación de este tipo en Reino Unido, para brindar asesoramiento y orientación donde se necesite.
Un propósito macabro
Una de las voces más críticas contra las granjas de cadáveres es Sue Black, una destacada antropóloga forense de la Universidad Lancaster, en Reino Unido. Black no respondió a las solicitudes para comentar sobre esta historia pero en su libro All that Remains, escribía: «Encuentro el concepto espantoso y sombrío y mi inquietud aumenta cuando me invitan a hacer un recorrido por uno de estos lugares, como su fuese una atracción turística». Además, cuestiona el valor de la investigación en las granjas de cadáveres. Algo que para ella se ve socavado por pequeños tamaños de muestras y los resultados altamente variables.
Pero, ante la ausencia de restos humanos, Rogers afirma que deben utilizar animales para estudiar la descomposición. Y que estos hallazgos tendrían dificultades para sostenerse en un tribunal de justicia. Él utiliza cerdos enterrados, vacas y cabras para estudiar cómo las bacterias colonizan el cartílago y producen cristales llamados estruvitas, que según afirma, pueden mejorar las estimaciones de la hora de la muerte. (Estas estimaciones son notablemente difíciles transcurridas las primeras 24 horas pero pueden ser cruciales a la hora de ayudar a identificar víctimas y verificar las coartadas de los sospechosos). En un juicio tendría que decir que ‘creo que [los procesos] ocurren en los humanos’. Pero realmente no lo se. Tampoco puede utilizar resultados de unas instalaciones de Estados Unidos o de Australia, ya que sus condiciones ambientales son diferentes a las de Reino Unido.
Shari Forbes, científico forense de la Universidad de Quebec Trois-Rivières, abrió una granja en Australia y el año pasado se trasladó a Canadá para abrir otra allí. Se le ha consultado sobre los actuales planes en Reino Unido, y afirma que para ella se trata de una tendencia global bienvenida. Durante mucho tiempo, la gente asumió que la legislación en EEUU era de alguna forma diferente y que por eso permitía la creación de este tipo de instalaciones, que no podrían existir en otros lugares. Pero en los últimos años se ha comenzado a tomar conciencia de que estos lugares se pueden construir legalmente.
Fuente: nature.com
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