Un perro encuentra viva en un monte a una mujer desaparecida en Ribeira

«Arnold», un dóberman, dio con la mujer desaparecida en Ribeira tras olfatear un camisón

Coruña, 1 de julio (lavoz)

mujer desaparecida en RibeiraNumerosos vecinos de Ribeira aseguraban ayer que tienen un nuevo héroe. Se llama Arnold, es de cuatro patas, y hace honor al nombre de la parroquia donde vive, Artes, ya que él es un verdadero artista. Este perro, en la tarde del domingo, logró encontrar en una zona poco accesible del monte a una octogenaria que había desaparecido y a la que los vecinos y personal de la residencia de ancianos donde vive llevaban horas buscando desesperadamente. Aunque él, un dóberman adiestrado para pruebas deportivas, es el protagonista de una historia con final feliz, ya que la mujer estaba sana y salva cuando la topó, todos insistían ayer en lo mismo: «Hai moito que agradecerlle ao dono, Marco, que se brindou a axudar sen problema».

Todo empezó a primera hora de la tarde. A Pilar, una mujer, que pese a su avanzada edad está bien de salud y suele salir sola a pasear, se la echó en falta en la residencia de ancianos en la que vive, en Artes. Los vecinos y el personal del centro, ayudados por la Policía Local y Nacional, empezaron a peinar la zona para buscarla. Pero no había rastro de ella.

Ya desesperados, sobre las ocho y media de la tarde, empezaron a preguntar casa por casa para comprobar si alguien la había visto. Entonces, preguntaron a un vecino llamado Marco Antonio Pérez, que les dijo que no había visto a Pilar. Pero que les dio una idea. «Eu teño uns cans adestrados para participar en probas deportivas. Nunca participaran na búsqueda de persoas, pero pensei en que ao mellor os podiamos poñer a proba».

Y así se hizo. El personal de la residencia aportó un camisón de Pilar, que se le dio a un cachorro llamado Chac para que lo olfatease. Nada más olerlo, el perro quería coger camino por una carretera. Su dueño temía que no estuviese en lo cierto, además de darle miedo que lo atropellase un coche. Así que decidió probar mejor con Arnold, que tiene más edad. Y Arnold también quería ir por el mismo vial.

Su dueño, Marco, rizó el rizo. Aunque los animales querían llevarle por ahí, le pidió a Arnold que siguiese la pista de la mujer pero por el monte, para evitar riesgos. Y el dóberman ni lo dudó. Salió por patas. Dice el dueño que apenas podía correr tras él, porque se metía por sitios llenos de maleza, con tojos altos. Señala que pensó «que non seguía a pista da muller, porque me parecía imposible que ela chegar a semellante sitio. Nin indo dende a estrada, que sería por onde ela podería chegar, é fácil acceder. Era un sitio moi apartado e que non se vía dende o vial».

Le lamió la cara

Pero Arnold no se engañó lo más mínimo. De repente, Marco sintió que una persona chillaba asustada. Corrió y descubrió que su perro había encontrado a Pilar, que estaba tumbada bajo un árbol. Gritaba porque el ejemplar no dudó en lamerle la cara nada más verla. Marco le preguntó qué tal estaba y enseguida comprobó que no había sufrido daño alguno. La única pena es que lo primero que le dijo fue que ojalá no la hubiesen topado, que quería quedarse allí.

Posteriormente, desde la residencia de ancianos confirmaron que la mujer estaba sana y salva y que solo fue llevada al hospital por precaución, pero le dieron el alta enseguida. Indicaron que tiene problemas personales y no cuenta con demasiadas ganas de vivir. Ahora, intentarán imprimírselas. Eso le tocará a los humanos. Arnold, sin duda alguna, ya puso su grano de arena.

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